Expertos de marketing afirman que, la marca es quien se diferencia en el mercado generando un vínculo con los consumidores. La percepción que tiene el público sobre el servicio o producto es el punto de contacto que vive y se desarrolla en la cabeza de los consumidores.
Con el objetivo de diferenciar y profundizar en cómo llegar al cliente; surge el Branding Emocional. En donde se hace énfasis en que los consumidores no compran productos si no que, compran experiencias de vida.
De manera general, se debe de pasar del concepto de consumidor al de persona, los consumidores compran y las personas se caracterizan por vivir. En otras palabras, se trata de generar vínculos, sensaciones y deseos. Todo se resume en que somos seres emocionales y las mismas impactan directamente en hábitos y conductas de compra.
Esto hace que el modelo tradicional de marketing, se vea influenciado en desarrollar nuevas capacidades y habilidades para lograr comunicar las emociones a través de la marca mediante la identidad: atributos, valores, mensajes, personalidad y estilos de vida.
Estos factores hacen que impacten, identifiquen y reflejen lo que somos como marca y lo que se quiere llegar a ser. En definitiva, la marca será preferida si el grado de enganche emocional, deriva interés y compromiso cultural para los consumidores.
Para colocar todo en un primer plano algunas marcas las cuales se encargan de trabajar el branding de emociones podemos decir: Magnum de Frigo; chocolates con valor; placer adulto. Baileys, sensorialidad cremosa en el paladar.